jueves, 6 de agosto de 2009

ENCARNITA ZAPATA

Estamos viviendo un verano con un calor que nos asa, incluidas sus interminables y calurosas noches, que nos mantienen en un inceante duerme-vela. El calor nos deja el cuerpo flojo. Nuestro estado de ánimo se resiente y, mucho más, como en esta ocasión, por el desasosiego y la tristeza que nos produce el fallecimiento de una persona amiga y muy querida por mucha gente: Encarnita Zapata, esposa de nuestro entrañable amigo José Antonio Sánchez Mollá.

Demasiada emoción y profundo dolor sentimos ante este hecho luctuoso, para ser capaz de rendir público homenaje de infinito agradecimiento a esta ilustre oriolana que, con su esfuerzo y abnegación, siempre contribuyó en la ayuda a los demás.

Su larga trayectoria en Cáritas Parroquial, sus múltiples colaboraciones desinteresadas en cualquiera de las ONG´S oriolanas, así como en la Junta Local de la Asociación Española contra el Cáncer y sus vivencias en la Hermandad de su alma, La Hermandad de El Prendimiento, dan testimonio de una impagable trayectoria en en beneficio del bien común.

Aún no sé si es verdad o es ficción, si estamos despiertos o por el contrario estamos sumidos en una horrible pesadilla de la que no podemos despertar. Pero lo único cierto, es que las frías alas de la muerte se han hecho presente y nos han ensombrecido a todos, robándonos la posibilidad de seguir teniendo a Encarnita entre nosostros.

Que mal educada está la muerte, que ni mira nada ni a nadie. Que desagradable es cuando llama a la puerta y sin querer abrir, penetra hasta el fondo. Que mala pasada es que haya venido a fijarse en tí, precisamente en tí, habiendo sido tu vida ejemplar en todos los sentidos.

Encarnita, tú has sido una gran esposa, mejor madre y una persona buena. Tus desvelos, tus preocupaciones, tus apoyos, siempre al lado de tu esposo. Inculcando a todos la semilla del amor al prójimo y ese innato amor que desde que nacemos sentimos por nuestras gentes.

Todavía recuerdo la emoción que sentiste cuando a tu esposo le nombraron Caballero Cubierto en la Procesión del Santo Entierro de Cristo. Por ello, sé que la muerte ha sido derrotada, ya que tu alma inmortal se ha elevado y has entrado por la puerta grande del Reino de los Cielos, donde ya te esperaba Nuestro Padre Jesús Nazareno para acogerte eternamente en su regazo.

Encarnita, estoy seguro que en estos momentos, como siempre, estarás contenta y, por eso, te pido ayudes a Toni, tu esposo, a tus hijos, a tu familia y a todos nosotros, a superar tu ausencia física y a aceptar que Dios te ha llamado para gozar de tu bondad.

Encarnita, has de seguir trabajando por Orihuela y sus gentes, qué bien lo hiciste, dándole ánimos a esa extraordinaria persona que es tu querido esposo.

Para todos nosotros tú serás, eternamente, nuestra querida y gran amiga.

Descanse en paz.