viernes, 8 de octubre de 2010

EL PATIO ORIOLANO

Un amable lector de este blog recientemente me decía que en mis artículos siempre me refería al pasado de las cosas de Orihuela y que me olvidara ya para siempre. Que lo actual era lo que tenemos. Con mi mayor respeto, le digo que no puedo, lo siento. Sería renunciar a lo que muchas generaciones de oriolanos consiguieron en favor de nuestra ciudad.

Recordar el pasado con la pretensión de que sirva como ejemplo de cara al futuro, siempre es positivo, y no aceptar irremisiblemente la deriva que se nos ha echado encima, mucho más. De alguna manera conforma las señas de identidad e, incluso, la propia idiosincrasia, como en este caso, de una ciudad milenaria como es Orihuela. Es poner al día su historia.

Por esta y otras razones y haciéndome eco de la gran preocupación de muchos oriolanos, la mía también, me hace pensar: ¿ Qué dirían el río Segura o el Palmeral, tan denostados y deteriorados, sujetos al más indignante abandono ?. O la cantidad de edificios nobles y casas solariegas, modelos únicos urbanísiticos. O aquellas fábricas de vidirio, tejidos, cera, seda, curtidos y conservas agroalimentarias, que poco a poco han ido desapareciendo.

Y no digamos, el grandioso patrimonio artístico, religioso y cultural, encerrados en cajones y ocultos a expensas de que se los " trague " la humedad. La extraordinaria gastronomía y la exquisitez de nuestra confituras y repostería conventual. Asimismo habría que preguntarse que ha pasado con aquel importante movimiento económico y comercial epicentro no solo dela Vega Baja sino del antiguo Reino de Valencia. Por aquello de " llueva o no llueva, todos los años trigo en Orihuela ".

Amable lector, describo esta pincelada con la única intención de remover conciencias y, de paso, por si nos hace sentir un poco de vergüenza torera al comprobar todo lo que hemos sido capaces de perder y, lo peor, es que seguimos sin reaccionar.

Podría referirme, muchas veces lo he hecho, a los múltiples y lamentables acontecimientos que durante décadas invaden Orihuela. Pero en mi ánimo está decir, al menos, que los valores patrimoniales de Orihuela, deberían ser el surco que nos abra el camino de la recuperación económica, la solución al paro, una sanidad digna y una escolarización adecuada. Sí, si la Orihuela global estuviera dispuesta, posibilidades tiene, no estaríamos pendientes de que nadie venga a sacarnos las castañas del fuego.

Mientras tanto, qué hacemos con los monumentos nacionales, los museos, las colecciones pictóricas, la Semana Santa de Interés Turístico Internacional, la costa y ese referente mundial que es la memoria y la obra de Miguel Hernández, y si me apuran el arroz y costra o el cocido con pelotas, toda una delicia. Todo esperando y nosotros mirándonos el ombligo.

Así veo el Patio oriolano.