martes, 7 de julio de 2009

LA RECONQUISTA Y LA ORIHUELA DE HOY

Al arribo puntual de la Fiesta de la Reconquista, cada 17 de Julio desde 1242, quizá pueda servirnos para recordar que tenemos pendiente rescatar del olvido determinados acontecimientos y comportamientos, aleccionadores para un proyecto de futuro, de una ciudad histórica y eterna como es Orihuela. Parece históricamente probado que la organización política y administrativa de Orihuela después de su conquista y capitulación, no fue un camino de rosas.

La Capitulaciones fueron muy pronto papel mojado y la integración social y la convivencia no traspasaron el recinto reservado a las bellas palabras y a los buenos deseos. Crisis políticas, conspiraciones, violencia social, expulsiones y exclusiones, protagonizaron la vida de una sociedad marcada por los signos de dominación que dejaron huellas indelebles, no sólo en la piel sino también en el alma de la ciudad.

El menosprecio a los vencidos y la exclusión de lo diferente, hasta la lectura lírica de los que ven en Orihuela una historia en la que, con materiales de derribo moral e intelectual, parece haberse fraguado el mito esencialista de la Orihuela eterna en permanente confrontación con la Orihuela existencialista e histórica.

A punto de dar comienzo la Fiestas de la Reconquista y de Moros y Cristianos, en este año de 2009, es tiempo de acabar con el mito de la eternidad e intemporalidad de Orihuela, ninguna ciudad lo es. Nuestra férrea idea de la eternidad acaba obligándonos a rechazar el progreso, la innovación e y el cambio. Todo esencialismo es en encubridor y acaba imponiendo una huída regresiva de la realidad. Alguien dejó escrito: " Orihuela no es la de hoy, es la que pudiera y debiera ser, la que ignoro si será algún día ".

Hace tiempo que Orihuela ha dejado de ser, si es que alguna vez lo fue, grandeza y señorío. La verdad histórica es otra bien distinta. Orihuela es una sociedad con graves carencias. Guste o no, hay que reconocer que es un espacio de convivencia marcado por las dificultades, insatisfacciones y gestos de dominación.

Es un proyecto de modernización, un sueño de libertad, pluralismo y tolerancia, nunca hecho realidad. Es hora, pues, de volver al escenario de la historia. Es el turno de la Orihuela histórica. A estas alturas Orihuela merece ser mirada a la cara y en pie, como quería Bertran Russell mirar al mundo, como realmente es, con sus cosas buenas y sus cosas malas, con sus bellezas y sus fealdades y, sobre todo, con voluntad de aplicarle una eficaz y amorosa terapia de honestidad y trabajo inteligente.

La conclusión es muy simple: convertir Orihuela en una ciudad, con vida pública, con un Ayuntamiento como fundamento, referente y símbolo de unidad.. Con una sociedad global responsable y comprometida y dejar a un lado nuestras miserias en beneficio del bien común.

Todo ello, sería un excelente y esperanzador proyecto social y político para celebrar la fiesta de la Reconquista. La Orihuela histórica se habría impuesto, por fín, a la Orihuela eterna.

Con mis mejores deseos de buena convivencia, pasen unas buenas y felices fiestas de la Reconquista y de Moros y Cristianos.

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