lunes, 14 de junio de 2010

LA CRISIS Y EL PAN CON ACEITE

Me encontraba, hace unos pocos días, en uno de esos centros comerciales, cuando una madre intentaba darle la merienda a una niña que no tendría más cuatro años. La niña despreciaba el jamón y se comía el pan impregnado de aceite.

Esto me hizo pensar que ante la crisis brutal que atravesamos y lo que le cuesta a las amas de casa llegar a final de mes, siguiendo el gusto de más de un niño, no estaría demás suprimir el jamón y quedarse con el pan y aceite. Es verdad, que los niños de hoy tienen el paladar estragado por una increible variedad de nuevos alimentos, en muchos casos, de dudosa elaboración.

Infinidad de niños empiezan a experimentar subidas de colesterol desde edades tempranas, según estiman los bromatólogos, del exceso de bollería con diferentes aditamentos de grasas perjudiciales, que consumen en abundancia.

En Orihuela, tierra de buen aceite y de mejor pan, un pan que tuvo fama de ser de los mejores que se hacían. En el siglo XVI, ya, el campo oriolano llegó a ser el mayor productor de trigo con buena calidad de todo el Reino, de ahí la frase: " Llueva o no llueva, todos los años trigo en Orihuela ".

Aunque en aquella época, todo hay que decirlo, el estraperlo ya estaba inventado, se aconsejaba que el trigo y el aceite se le comprara directamente a los agricultores, aparceros y arrendatarios, para evitar los precios abusivos que imponian los intermediarios que, previamente, habían acaparado el mercado.

Las meriendas con pan y aceite fueron las habituales de la chiquillería, además de que no se disponía de otra cosa, eran simples, baratas, sabrosas y nutritivas. Comidas hasta en la misma calle, a la vuelta de los niños de los colegios, antes de empezar a jugar. A algunos se les manchaba el pantalón, porque el bocadillo envuelto en un papel, a veces de periódico, guardado en el bolsillo traspasaba la tela del pantalón.

La ligera y grata acidez del aceite, a veces con sal y otras endulzada con azúcar, empapaban la miga del hoyo hecho en el canto del pan. ¡ Qué delicia !. Quien tuvo la feliz idea de mezclar el aceite con el pan, descubrió un manjar. Sobre todo, en Orihuela. Bien abastecida de buen pan amasado en aquellos hornos de " La Tahona ", " El Pañales ", " El Obispo ", " Ceferino ", " La tía Pepa " o " Ismael ", entre otros.

El aceite venía der las almazaras de La Murada, La Matanza o Barbarroja, buenas comarcas olivareras del campo oriolano. El pan con aceite fue entre nosotros, durante muchas generaciones, la mejor de las meriendas infantiles, incluso, en los tiempos difíciles cuando el aceite estaba racionado, y en las tiendas despachaban pequeñas cantidades, sacándolo de una especie de bomba pringosa manejada por una manivela.

La nueva " cultura " de algunos restaurantes les lleva a poner pastillitas de margarina o mantequilla, con lo bien que sienta un poquito de pan con aceite como entrante. Alguien me recordaba que en Orihuela, ante unas elecciones, uno de los candidatos ofrecía: · Votar por mí y comeréis pan blanco con aceite de almazara ".

Ciertamente, no hay que preocuparse de la crisis, ni de la hipoteca, ni del paro....ni de nada, siempre tendremos, al menos, el pan con aceite. ¡ Eso, creo !

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué razón tienes, no hay nada como una rebanada de pan con aceite, sal y pimiento "molío". Desde que inventaron la nocilla se acabó la merienda saludable de los niños...