jueves, 26 de abril de 2012

TARDE, MAL Y NUNCA

Sabemos que las necesidades y las demandas de los pueblos son infinitas y, muchos más, en estos momentos en los que nos atraviesa una crisis brutal. Pero no es menos cierto, que algunas de ellas, que no por viejas, dejan de estar de rabiosa actualidad. Enumerarlas sería casi imposible.

Desde la marea política del Ayuntamiento oriolano, el fuerte endeudamieno municipal, la lucha por el poder y el enfrentamiento de todos contra todos, me da la impresión de que nuestros políticos,  a veces ,los árboles no les dejan ver el bosque. Y sino, vayan por delante algunos datos.

Los oriolanos llevamos varios días desayunándonos, a través de los Medios de Comunicación, con noticias referentes a asuntos de gran interés que afectan al desarrollo de la ciudad y el municipio. Como, una vez más, la recuperación del río Segura. La ansiada carretera de la Costa. El inminente derrumbe de la iglesia de San Agustín, el Plan General de Ordenación Urbana, y el desencanto de que el CEU vaya a crear una nueva universidad en Alicante, prometido hace muchos años a Orihuela.

Habría que preguntarse que hemos dejado de hacer para que Orihuela se haya quedado con tres palmos de narices. Y si faltaba algo, ayer, el periódico Información daba la noticia de que el Ayuntamiento de Quesada, ciudad de Jaén, con su alcalde a la cabeza, se intereaba por conseguir el legado de Miguel Hernández.

Como oriolano, sentiría que el legado de Miguel Hernández pudiera viajar a otra ciudad que no fuera a Orihuela. Somos muchos, los que de una manera u otra, llevamos años reivindicando que el citado legado
donde debería estar es en su ciudad.

Pero, ya sabemos que nadie en ningún momento ha tenido el coraje y la sensibilidad suficiente, sobre todo los que pudieron hacerlo y miraron hacia otro lado, en demostrar con hechos que Orihuela quiere el legado de Miguel Hernández, para demostrar, entre otras cosas, que en su ciudad se le quiere, se le admira y se le respeta.

Ya sé que se ha hablado mucho, que se han  dicho auténticas barbaridades y que se han cometido grandes errores, pero criticar la actitud de la familia por ponerle un precio: después de tantisimo despilfarro municipal, hablar de dinero sería hablar del chocolate del loro. Díganme quien regala una herencia, una casa, una finca......no existe vergüenza torera cuando se critica la defensa del propio patrimonio. Me produce hartazgo tanta hipocresía y tanto estercolero.

Esperemos que conseguir que el legado de Miguel Hernández esté en Orihuela, no sea tarde, mal y nunca.

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