jueves, 14 de agosto de 2008

DOLOR COFRADE

Era el anochecer del pasado lunes cuando Dios quiso llevar ante su presencia a nuestro querido y entrañable amigo Ramón Hernández Abadía, presidente de la Real Archicofradía de El Pilar y Real Cofradía de El Lavatorio. Quizás así lo dispuso el Cristo de El Lavatorio porque nuestro llorado amigo Ramón se puso en sus manos, amó a Dios, al prójimo, a su familia y a todos cuantos tuvimos la suerte de convivir junto a él.

En la calurosísima tarde de ayer, martes, tarde meláncólica, la iglesia Convento de la Visitación de las Reales Salesas, abarrotada, albergaba a cientos de almas, orando, musitando una plegaria, evocando mil recuerdos. La Orihuela cofrade y multitud de amigos embargados de emoción, rubricaban una jornada difícil de olvidar, despedían a una de las personas que más y mejor habían trabajado durante muchos años en el difícil menester de proclamar y proyectar a los cuatro vientos la Semana Santa oriolana: Ramón Hernández.

No resulta fácil escribir en el adiós a un amigo. Quedará en el perfil de su vida como hitos señeros, en un orden de cosas, su marcada personalidad, jamás se dejó vencer por el desánimo ni por el cansancio, absolutamente desinteresado. Sería imposible relatar su trayectoria en el mundo cofrade oriolano.

Fuiste capaz de ser el nexo de unión de decisiones importantes, creaste el tercio de Nuestra Señora de la Esperanza, que tanto fervor produce en Orihuela, una bellísima imagen junto a un extraordinario trono acompañada de devotos costaleros.

El Hermanamiento de nuestra cofradía con la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, en Sevilla, gran acontecimiento en la Parroquia de Santa Ana en presencia del Cardenal Amigo y una importante representación de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa Sevillana, con reciprocidad en Orihuela, en el Colegio de Santo Domingo.

Asimismo, nunca olvidaste fomentar la cultura y el cariño a nuestra cofradía de tantos niños oriolanos, artífice del Premio Turismo y la distinción de Caballero de San Antón a nuestro querido Museo de Semana Santa. Después de más treinta y cinco años junto a tí compartiendo responsabilidades en nuestra entrañable Cofradía de El Lavatorio, de tu mano, accedí a la presidencia de la Junta Mayor de Cofradías y Hermandades de la Semana Santa de Orihuela, fuiste mi consejero y amigo y gran parte de los logros conseguidos fueron, también, gracias a tu sacrificado esfuerzo.

Amigo Ramón, has sido un ejemplo de entusiasmo, humanidad y generosidad y hombría de bien. Hoy, parafraseando a nuestro inmortal poeta Miguel Hernández, de diría: ".....se me ha muerto como el rayo Ramón Hernández, con quien tanto quería...". Sé que siempre se dicen estas cosas de los que como tú, nos han dejado. Pdero como dijo un filósofo: " Hacer bien el bien ". Y eso, tú lo hiciste, ¡ vaya si lo hiciste !, ¡ lo hiciste como nadie !.

Amigo Ramón, bien se yo que esa fe que tantas veces utilizaste por amor a nuestra Semana Santa me sirve de grato recuerdo y de envoltorio de resignación cristiana, que únicamente se entiende desde el más profundo sentido de la amistad. Sé que serás gratamente recordado por mucha gente. Siempre es bueno llorar lo que se ha querido.

Amiga Teresa, su esposa, no estás sola ya que el amor insustituible de tus familiares te acompañan, de sus amigos... y mi gran afecto, junto al de mi familia, que es insignificante, es como el grano de arena que simboliza a todos los que gracias a su infatigable labor nos enseñó, como algo que debe perdurar, a querer y a amar a nuestro Lavatorio. Algo que siempre deberemos tener en cuenta. Méritos que conseguiste nacido de tu inagotable amor a tu tierra. Eso es algo. Algo que justifica una vida.

Amigo Ramón, con mi gratitud y admiración, Dios te lo pague.
Descanse en Paz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias Antonio, por tu comentario. Bien sabes de la sencillez de Ramon,bien lo sabes tu.
Un abrazo.
Un cofrade del lavatorio