jueves, 28 de mayo de 2009

CUESTIÓN DE PRINCIPIOS

Hasta hace muy poco tiempo, de vez en vez, al preguntar a alguien por qué hacia o pensaba tal o cual cosa, el interpelado respondía: " es cuestión de principios ", y todos entendíamos lo que la expresión significaba. Lo tocante a los principios de cada persona era, en esos tiempos, lo más importante en su línea de pensamiento y de comportamiento. Entonces, qué ha sucedido con esos principios y con esos preceptos que gobernaban nuestra forma de ser.

El concepto de lo que estaba mal o estaba bien era comprendido y compartido por muchos, porque lo habían aprendido desde la niñez. La vida y sus constantes giros y revueltas, nos han ido obligando a evolucionar en tantos aspectos que sería prolijo enumerarlos. Los avances más insospechados, las distintas expresiones al sentido de la libertad y a la pérdida de valores, nos obligan a convivir con las injusticias más flagrantes.

Mientras hay miles de muertos todos los días por hambre y enfermedad, la sociedad opulenta derrocha dinero y ventajas sin límites, y con pocas consideraciones y respeto hacia los demás. Un ejemplo es el que nos puede proporcionar la absurda situación compuesta por el hambre, la droga, el terrorismo y esa nueva pléyade de ladrones de guante blanco que han hecho tambalear la economía a nivel mundial.

El paro, la cesta de la compra, los impuestos, la pobreza vergonzante, la indigencia, la violencia doméstica.........y si a estas miserias le añadimos la corrupción política, los pelotazos, el nepotismo, el cohecho y la prevaricación, además de rompernos el alma, no vemos un horizonte cercano de cómo y cuando se va a acabar este drama, porque de este drama hay que hablar.

Queda claro que los políticos son los responsables de la elaboración de las leyes de respetarlas y hacerlas respetar. Y como reza el dicho popular: " obras son amores y no buenas razones ", es decir, que ellos han de ser el primer ejemplo de acatamiento de las leyes, de honradez personal y ser honestos en su responsabilidad dando respuesta a la confianza que la ciudadanía ha depositado en ellos.

Nadie, utilizando el léxico de esta tierra, con " dos dedos de frente ", nunca hubiera sido capaz de aplaudir y vitorear a encausados judiciamente. A sacar provecho de situaciones de privilegio y, mucho menos, que gran parte de la ciudadanía aplauda la justificación de lo injustificable. Este es un mal asunto que ha invadido a gran parte de la clase política.

Una vez más corroboro la necesidad de llevar a cabo una nueva ley de partidos políticos, una elecciones con listas abiertas y donde la voluntad del ciudadano se cumpla con un comportamiento ético, íntegro y recto.

Es dudoso que se pueda obtener una respuesta cuando no existe la autocrítica, cuando todo está bien a sabiendas de que está mal y cuando no existe cultura política sino clientelismo. Difícil papeleta si antes no se predica con el ejemplo. Menos mal, que muchos políticos todavía mantienen su coherencia y laboriosidad a toda costa, pero es preciso que esta sea la mayoría exigible.

Evidentemente, es cuestión de principios.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tres intiresno, gracias