viernes, 18 de diciembre de 2009

TARJETA NAVIDEÑA

Durante estos próximos días de Navidad no quiero contarles nada de la política, de los políticos, del caos del tráfico, de los ruidos, de la implantación de la Ora, del conflicto sobre los Andenes, de la crisis, del paro, de los que no respetan a los demás, de la insoportable prepotencia de los mediocres, de las bolsas de pobreza, de los mal educados y de las tragedias cotidianas.

Quiero tener las fiestas en paz, saludar a los amigos y a los que no lo son, si me lo permiten. Quiero tomarme una buen sopa cubierta, acompañada de un buen cocido con pelotas, una ensalada de escarola y apio, sin que falten los mantecados, almendrados y el turrón. Quiero preparales a mis nietos el árbol de Navidad y terminar el Nacimiento en el portal de Belén.

Estas fechas son preciosas, aunque tristemente no para todos, muy propias para pensar que nos falta tiempo para compartir con nuestra familia. Nos sobra soberbia, pedantería, vanidad y arrogancia. Nos falta paciencia, un poco más de humanidad, un poco más de amor al prójimo, un poco más de humor y reirnos alguna vez, y algunas arrobas de respeto a los demás. Necesitamos desconectar y relajarnos aunque tan sólo sea para aparcar los rencores.

No pensamos en la tarea de crear una Orihuela justa, como puente que una el presente con el futuro que garantice, al menos en lo posible, un bienestar común a todos. Tanto nos dedicamos a los intereses particulares y a los enfrentamientos que, a veces, nos olvidamos de lo que es la esencia de una ciudad: seres humanos. Hemos creado, sin darnos cuenta, una sociedad violenta y un mundo de furiosos. La ira nos hace salir del coche en cuando alguien toca la bocina, increpamos por lo más mínimo y no digamos si algún espabilado se salta una cola.

Estas navidades serán muy amargas para muchas personas en Orihuela. Y desde la impotencia, desde la sensación de estar frente a una tarea imposible, miro nuestra ciudad y sus luces, sus escaparates y observo decepcionado, cuando leo y escucho los medios de comunicación, como los políticos se insultan, otros por corruptos van a la cárcel, y otros hacen oídos sordos a las reivindicaciones de los ciudadanos que les pusieron en el poder político.

En fín, habrá que relajarse, tener cuidado con los excesos y los controles de alcoholemia y pensar en que la cuesta de Enero está a la vuelta de la esquina.

Con mis mejores deseos para estas fiestas, les envío la presente tarjeta navideña.

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