En Orihuela los acontecimientos se suceden sin solución de continuidad, y lo único seguro es que todos los años en vísperas de Semana Santa los mentideros de la ciudad se llenan de noticias y comentarios que, poco o nada, tienen que ver con la celebración de nuestra Semana Mayor.
Cuando en estos momentos el Canto de la Pasión invade la noche oriolana por sus barrios, calles y plazas , éstos, son testigos de ese incomparable canto que tendrá su colofón en la noche del Jueves Santo. Cuando a estas alturas de la Cuaresma a nuestras Cofradías, Hermandades y Mayordomías, les llega el momento cumbre de ofrecer el resultado del esfuerzo y sacrificio de todo un año.
Cuando las torres de las Iglesias de Santas Justa y Rufina, Santiago Apóstol y de la Catedral, parece que agudizan la esbeltez de su figura, para presidir la ciudad, más airosa que nunca, el valor de unos sentimientos y una señas de identidad que, a Orihuela, le viene desde sus ancestros.
Cuando los grupos de cornetas y tambores terminan sus ensayos, en los aledaños de la calle Meca, junto a la Cruz del Río, la Centuria Romana, entrañables " Armaos ", en la Glorieta de Gabriel Miró y las costaleras del Cristo de la Agonía, noche tras noche, en la plaz de San Francisco, esperan con ansiedad la tarde del Miércoles Santo.
Cuando el Caballero Cubierto vela sus armas para el gran día y cuando el Nazareno de la Semana Santa oriolana y el Abanderado de la Junta Mayor ya han recibido su merecido homenaje, cuando los tralados de vírgenes y cristos están a punto de finalizar se cumple parte del rito de la inminente llegada de la Semana Santa.
Cuando los Medios de Comunicación están dando los últimos toques para los días grandes, unos con la retransmisión televisiva y radiofónica y otros para divulgar a los cuatro vientos la grandeza de la Semana Santa de Orihuela.
Y cuando todos deberíamos estar pendientes de preparar nuestra ciudad, más necesitada que nunca, para recibir a esos miles de visitantes que, año tras año, nos guardan fidelidad, que llegan a Orihuela dispuestos a presenciar sus extraordinarias procesiones.
Entonces..........., la Orihuela plural invade el patio solar con movimientos reivindicativos, discrepancias políticas, quejas ciudadanas y, por si faltaba algo, las continuas críticas sobre el Centenario de Miguel Hernández. Acontecimientos que, lamentablemente para todos, contribuyen a que nuestros sueños mágicos sobre la Semana Santa y, por supuesto, sobre Orihuela, desaparezcan como humo que escapa hacia el cielo.
No cabe duda, que en estos momentos de crisis salen a relucir las carencias de las ciudades, Orihuela no iba a ser menos, Pero en Orihuela, en este caso con la Semana Santa, deberíamos hacer un alto en el camino y aprovechar los recursos, que son muchos.
Es cierto todo ello, es la vida misma. Pero, también, aunque sea tan sólo por unos días, pongamos el carro detrás del caballo, hagamos un alto en el camino y dediquémonos a vivir en paz y armonía nuestra Semana Santa: la Semana Santa de Orihuela.
martes, 23 de marzo de 2010
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