martes, 3 de junio de 2008

UNA CIUDAD CON ESTRÉS

Cuentan que un caracol y una tortuga tuvieron un día la fatalidad de chocar. Cuando el caracol acudió malherido al hospital, el médico le preguntó qué había pasado. Y puso, el médico, cara de estupefacción cuando uno de los animales más lentos del mundo le respondía: " No sé, ha ocurrido todo tan rápido ". Este es uno de los chistes con los que se burlan de las prisas los habitantes de BRÁ, un pueblo italiano que tuvo que cambiar su forma de vida porque sus ciudadanos decían que se sentían estresados.

Que el reloj de su torre esté permanentemente retrasado treinta minutos no obedece a un fallo mecánico ni es obra de un despistado relojero. Aquí el tiempo no importa. En esa ciudad, se camina lento, se mastica lento y se conduce lento. No se extrañen, estamos en el inicio de un movimiento ciudadano nuevo: la vida lenta, surgida para luchar contra el estrés y las prisas a la que ha sucumbido la sociedad actual.

Por orden de las autoridades los establecimientos cierran jueves y domingos. Los vehículos tienen prohibido circular por la zona céntrica de la ciudad, porque son precursores del estrés. Un caracol preside todos los comercios, símbolo internacional de la vida lenta. El artífice de la ciudad de BRÁ se llama Carlo Petrini, caracol mayor del lugar. Viene todo esto a cuento, porque parece que a Orihuela le tuvo que pasar algo así.

Es evidente, una ciudad con mil y una andaduras, grandísimas y complicadas encrucijadas, gran centro de comercio y culturas, en un momento dado, tendría que parar el carro de la aceleración. Las prisas de unos por hacerse ricos, el grado hiperactivo de otros, la brutalidad de una crisis que ha llegado sin avisar, y por aquello del estrés, nos hemos visto obligados a tomar decisiones de tipo lento, o de ningún tipo. Lo bueno o lo malo es que de ahora en adelante muchos van a seguir estresados.

Además de todo ello, ya sabemos lo que alguién vino a decir que aquí " en un lugar tan bello y tan tranquilo, no pegaban laas chimenenas ". No vayamos ahora a repetir errores anteriores. Orihuela está en condición y en situación de acometer cualquier proyecto, siempre desde la implicación pública y privada y el esfuerzo del resto de ciudadanos.

Ahora, es cuando Orihuela más necesita una sacudida de conciencias, un pacto de ciudadanía, con el compromiso de promover y administrar la convergencia de su incomparable patrimonio socio-económico, cultural y político para obtener lo que tantas veces hemos dicho, no se trata de una carta a los Reyes Magos, un modelo de sociedad justa y equilibrada, un paradigma de sostenibilidad y, sobre todo, a pesar de la crisis, un futuro esperanzador para nuevas generaciones de oriolanos. Ya lo dijo el Marqués de Molíns: " la amistad, la fraternidad y el esfuerzo de los pueblos, no dependen sólo de su ordenamiento político, sino de la civilización moderna y defensa de intereses comunes ".

Orihuela tiene la obligación histórica de saber identificar y aflorar, con argumentación y en base a datos razonables y razonados, cuales son las líneas maestras cruciales que puedan articular los esfuerzos en una sola dirección y unos objetivos a los que impregne el sentido, teniendo presente que no hay viento favorable para el que no sabe a dónde va. Álguien escribió: " cuando los pueblos alcanzan unos niveles económicos estimables se aburguesan, al tenerlo todo o casi todo resuelto, pierden el interés y el espíritu de lucha.

Llevamos mucho tiempo estresados y ahora con la inesperada crisis, hay que poner mucho cuidadado, no sea que que tengamos que decir lo que el caracol al médico: " No sé, sucedió todo tan rápido ".

No hay comentarios: