sábado, 20 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD

" Durante estos días navideños todos deberíamos sentir el deber moral de adoptar medidas concretas y apropiadas para promover la causa de la paz y la comprensión ". Así definió la Navidad SS. Juan Pablo II en la catequesis de Diciembre de 1978, dirigiéndose al mundo entero en la que añadía: " Quiera Dios que la Navidad reavive en cada uno de nosotros la civilización del amor al prójimo ".

No, no quiero contarles nada de política, del tráfico, de la sanidad y ese largo etcétera de cosas cotidianas que, a veces, nos hacen vivir incómodamente. Aunque no puedo evitar tener presente la brutal crisis económica y social que está afectando a miles de familias, el imparable desempleo, la subida de la cesta de la compra, la pobreza vergonzante y de la otra y, sobre todo, el continuo deterioro del amor al prójimo. Me gustaría que la Navidad, al menos en unas condiciones mínimas, fuera igual para todos.

Quiero vivir la Navidad en familia, saludar a los amigos, a los enemigos, si les he ofendido, que me perdonen. Quiero tomar unas tapas de queso con unos chatos de buen vino. Hablar de esto y de lo otro. Quiero escribir la carta a los Reyes Magos junto a mis nietos y quiero descubrir también, una vez más, antes de que acabe el año que Orihuela no es la caja de cerillas donde nos encerramos cada día creyendo que somos el ombligo del mundo.

Durante estos días me vienen tantas cosas a la memoria, uno ya es mayor, y no es que piense que cualquier tiempo pasado fue mejor, me refiero al ambiente tan entrañable familiar que se propiciaba en torno a la Navidad. Las mujeres acudían al horno más cercano a cocer las toñas, mantecados, almendrados, tortas de calabaza, serenos o rollos de anís, impregnando con su aroma toda la ciudad y solíamos decir: " ya es Navidad ". Aquella tienda improvisada en el zaguán de una casa, cercana a La Catedral, en donde aquel comerciante de Jijona, año tras año, durante muchos, nos ofrecía el mejor turrón.

El mercado de Nochebuena, donde se compraban las mejoras escarolas y el mejor apio, así como el pavo o a la pava, según el poder adquisitivo, para preparar el típico guisado de albóndigas y el suculento cocido con pelotas. La instalación de belenes en la mayor parte de los comercios de la calle Mayor. La representación de " Los Pastores de Belén ", en el Círculo Católico y en el Oratorio Festivo, así como las rondallas que tanto distinguieron la cultua musical de Orihuela. La misa de Gallo en la que nuestro inolvidable D. Antonio Roda ponía todo su empeño en hacernos comprender el significado del Nacimiento del Niño Dios, sin olvidar la visita de los niños a casa de sus familiares a pedirles " el aguinaldo pirulo ".

Al hilo de estos recuerdos resulta imposible dejar de pensar en lo que representa la familia, nuestras familias, el mejor tesoro de la sociedad. Padres que educan a sus hijos en la solidaridad y en el amor al prójimo. Padres que llevan adelante la crianza de sus hijos con un sueldo escaso, y con frecuencia temporal. Familias con no pocas dificultades, en la que no falta la alegría y la lucha serena por vivir. También me alegro por los que durante estos días, a pesar de la crisis, pueden pagar las gambas y cigalas a doscientos euros el kilo, las angulas y el caviar....sin precio.

No deberíamos olvidar que existe un tercer mundo, un cuarto mundo y unos privilegiados que hemos nacido en un lugar del planeta que nos permiten momentos de felicidad. Nuestros niños esperando sus regalos, nuestros jóvenes preparando sus fiestas. Habrá que pensar en una sociedad más justa que garantice el bienestar y la paz. Aunque a veces, nos de la sensación de estar frente a una tarea imposible.

Con mis mejores deseos de paz y felicidad en esta Navidad del Señor, como nos dijo Juan Pablo II, para todos y mi especial felicitación y gratitud a los lectores que me dispensan con su atención a la lectura de mis comentarios en este blog de Vega Baja Digital.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz Navidad Antonio.