jueves, 19 de febrero de 2009

TEMORES

El diccionario de la Real Academia de la Lengua define el temor como el recelo de un daño futuro. Una situación de angustia causada por la idea de un peligro real. El temor se puede producir invidual o colectivamente.

Cuando nos encontramos ante una situación de temor inminente nuestro cuerpo sufre una serie de cambios que nos trastornan; el corazón palpita a más velocidad, el estómago se remueve y, en el caso de los varones, según algunos estudiosos, los testículos se aprietan y se empequeñecen con el consiguiente aumento de adrenalina y corticoides.

No cabe duda que existen muchas clases de temores. Temor al fracaso, a la pérdida del trabajo, a no poder llegar a fin de mes y a no pagar la hipoteca, al rechazo y a perder el poder o algún chollo, el que lo tenga, y temor a tantas cosas dramáticas que las personas tenemos metido en la cabeza.

No cabe duda que los acontecimientos últimamente, como el asesinato de la niña sevillana o, anteriormente, el de la niña Mari-Luz y tanta violencia de género, han convulsionado a la opinión pública. Como si de un tiempo a esta parte, muchos se hubieran vuelto locos. Acontecimientos que nos llenan de tristeza, preocupación y muchos temores.

En un hecho más cercano, el reciente atraco a una vivienda en la pedanía de Molíns donde un hombre fue brutalmente agredido en presencia de su esposa y dos hijos menores, además de desvalijar la caja fuerte, o los continuos asaltas a viviendas en otras pedanías y en nuestra zona costera.

Ante los temores que la ciudadanía va acumulando, y por propia supervivencia, se da cuenta de la importancia que tienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, con una evidente escasez de medios humanos y tecnólogicos para afrontar, como en el caso de del municipio oriolano, con diecisiete pedanías y decenas de urbanizaciones en los doce kilómetros de zona costera. La necesidad de proteger un territorio donde acuden cientos de miles de personas, con el consiguiente aumento de delincuentes. El resultado de todo ello se enmarca en un panorama de desasosiego generalizado que nos llena de temores.

La actual crisis, con todas las miserias que lleva consigo, gentes que no tienen ni para comer, otros en situación de desamparo, las bandas organizadas y los continuos robos y atracos están afectando el normal desenvolvimiento de la vida ciudadana.

Por esta razón, ahora más que nunca, los organimos oficiales del Estado, Comunidad y Ayuntamientos deben poner remedio a esos temores cotidianos, habilitando los medios oportunos aunque el gasto hubiera que detraerlo de otros que no exijan tan urgencia, De lo contrario, la inseguridad ciudadana no debe ser una obsesión y una amenaza a la libertad y a la democracia, que entrega nuestros gobernantes el poder para que nos protejan.

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