jueves, 22 de abril de 2010

EL RABALOCHE NO SE CONFORMA

A través de los Medios de Comunicación se ha conocido la noticia, que ha corrido como la pólvora, que el próximo día 7 de Mayo la Caja de Ahorros del Mediterráneo cerrará su oficina ubicada en el populoso barrio del Rabaloche. Una triste noticia para un barrio que siempre se identificó con la extinguida Caja de Monserrate y, a través de muchos años, ya empezaba a formar parte de sus señas de identidad. Un barrio peculiar que habría que conocerlo.

Era una mañana del mes de Mayo, que extraña coincidencia, cuando hace más de medio siglo la Junta de Gobierno de la Caja de Monserrate decidió abrir una oficina en el lugar más emblemático del barrio, la Plaza de Monserrate. Seguía su proyecto de expansión en la ciudad, llegando a un vecindario necesitado, como otros, de combatir la precaria situación económica y social que en aquel tiempo predominaba.

Si bien, ese concepto de ayuda estaba basado, por las características propias del vecindario, en la concesión de pequeños préstamos y el consiguiente cobro de intereses, pocos podrían negar, en tiempos difíciles, la importante cantidad de vecinos que tuvieron la oportunidad de adquirir, cocinas, televisión, frigorífico, lavadora o la máquina de coser para trabajar en casa o la bicicleta para desplazarse al trabajo y los muebles para el casamiento de algún hijo.

Fue una época en la que los vecinos, como en este caso, del Rabaloche con gran esfuerzo y sacrificio fueron renovando sus enseres y mejorando su calidad de vida. Era un movimiento económico y social aceptado por las partes, Caja y personas, y donde la Caja, además, contribuía con su Obra Social Benéfica.

Aunque, todo hay que decirlo y poniendo una nota de humor y respetuosamente, de vez en cuando surgía aquello: “ Para sacar un préstamo en la Caja de Monserrate hay que llevar dos avalistas. Nuestro Padre Jesús y la Vírgen de Monserrate “.

Bromas aparte, aquel tiempo y las múltiples circunstancias, siempre habrían descontentos, los vecinos del Rabaloche crearon una fidelidad y un cariño que durante estos últimos días, se refleja en la protesta al cierre de la oficina.

Hoy, como antiguo empleado de la Caja de Monserrate y siendo conocedor del barrio, me siento orgulloso de la respuesta que el Rabaloche siempre le dío a la Caja, entregándole su confianza para que creciera, primero y consolidarse, después. Quiero destacar el mérito indiscutible y el impagable sacrificio de aquellos emigrantes “ Rabalocheros, algunos llegué a visitarles en Beziers, Montepellier, Arles o Nimes, con la maleta de madera, atada con una cuerda, que tanto contribuyeron a la economía de su barrio

Puedo asegurar que durante años los empleados, no podría nombrarlos a todos, que tuvimos la oportunidad de tratar a la gente del Rabaloche, participamos activamente en el compromiso y en la responsabilidad de convivir y potenciar un barrio tan emblemático y con unos valores históricos y patrimoniales, dignos de la ciudad de Orihuela.

Siendo consciente de que las políticas empresariales y estudios de mercado y en circunstancias muy especiales, las decisiones corresponden a sus responsables. Con el cierre de la Oficina de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, en el Rabaloche se extingue una buena parte del sentimiento de un barrio que muchos guardaremos en nuestra memoria.

En definitiva, una triste noticia a la que el Rabaloche. ¡ Qué le vamos hacer ¡.

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