LA MAREA POLÍTICA
Mucha gente que dice que en España hay democracia a pesar de los partidos políticos. Y es que con tanto despropósito, corruptelas, tragaderas, tapaderas y la desvergüenza política cada vez más generalizada, hay que ser muy romántico para seguir creyendo en un sistema de listas cerradas, donde al día siguiente de haber conseguido el escaño se olvidan de porqué y para qué fueron elegidos.
Viene todo ello a cuento, ante el bochornoso espectáculo que, día sí y otro también, estamos viviendo los españoles, por aquello de las dos Españas, donde la transición ha servido poco y nada, sin tener en cuenta el grandísimo esfuerzo que hicieron unos y otros por conseguir una paz duradera y, que ahora, al parecer tiemblan sus cimientos.
Es innegable que ya no se hacer política, sino que se despelleja al rival. La política se ha convertido un estercolero, no hay más que comprobar lo que nos ofrecen los Medios de Comunicación en los debates del Congreso, el Senado o cualquier estamento comunitario o municipal. No existe respeto, se insulta, se vitupera al contrario sin solución de continuidad. La controversia de las ideas ha muerto para dar paso a la batalla campal.
No tengo más remedio que referirme a la dureza dialéctica de la transición, Fraga y Carrillo, por no nombrar a otros, pero sobresalía de ella la valía de las personas y la valía de sus ideas. Aquellos liberales y aquellos socialistas que amanecían de la clandestinidad, llegaron a llevarse bien y fijaron un nuevo país, dentro de ese maremagnun de esas ideas, con proceder libre y limpio. Todos pusieron su mejor empeño por sacar del pozo a la España de la dictadura y llevarla a la modernidad.
Unos y otros lo estamos destrozando todo. Vamos derechos al desastre. Habría que preguntarse si los partidos políticos van hacia la desintegración total. Si saben cómo hay que gobernar y cómo habría que comportarse en cada momento. De cara a las próximas elecciones generales, autonómicas y locales, dudo mucho que el ciudadano consciente de lo que está pasando, con qué confianza y con qué garantías, va a dar su voto.
Si en política vale todo, de acuerdo. Pero, que nadie se queje del desdén y el poco aprecio que ya han empezado a sentir los ciudadanos por los políticos. Ocurre, que a pesar de lo que se diga, en política no vale todo. La crisis política, de la otra no hablemos, no se arregla porque hay tanto que tapar, si presuntamente existe delito ¡ a los Juzgados ¡. Basta decir que esto no se arregla de la noche a la mañana, pero es de vergüenza comprobar como los pilares de la democracia se tambalean.
Claro, que a nosotros, los de a pie, no nos queda más remedio que aguantar hasta ver si escampa esta marea política.
martes, 20 de abril de 2010
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