viernes, 4 de abril de 2008

EL RETO DE UN NUEVO COMERCIO

Metidos como estamos tan de lleno en lo cotidiano, con frecuencia descuidamos nuestro deber de pensar sobre el sentido de lo que está pasando y de lo que estamos haciendo y en qué marco de referencia histórica merecería encuadrarse, si nuestras preocupaciones y nuestros afanes dejarán huella perdurable que haga una Orihuela más humana, más habitable y más justa y con una proyección hacia un futuro cuya meta es el bienestar social y la calidad de vida.


Un tópico muy habitual entre los propios oriolanos es la lentitud y las grandes cortapisas con que gran número de proyectos se quedan a mitad de camino, o se hacen tarde y mal, que tanto se beneficiarían a la ciudad si se llevaran a cabo. Pero, en Orihuela, en muchos casos se tropieza con la inacción o el desinterés de muchos, que por el contrario, en otros lugares han sido los primeros en impulsar a determinados municipios. Naturalmente, la clase política responde, como en todas partes, al impulso o a la inercia de aquellas, y el resultado queda a la vista.

Desde hace algún tiempo venimos observando con cierta inquietud la situación del comercio oriolano. A nadie se le escapa el ambiente de crisis que se está viviendo, algunos dicen que la auténtica crisis todavía no ha llegado. Lo que si es una realidad, es la cantidad de comercios que se están cerrando o con el cartel " se traspasa " en Orihuela.

La crisis del ladrillo que afecta a todos los sectores, principalmente, a los pequeños y medianos empresarios, incluído los autónomos, el cerrojazo de la concesión de hipotecas, las grandes dificultades de los mileuristas, mientras tanto, la banca ganando más dinero que nunca, aumentando el paro y, lógicamente, afectando al consumo.

El asunto aún no siendo alarmante, es el momento de reflexionar y tomar las medidas oportunas. Desde la responsabilidad municipal es imprescindible presentar una ciudad con buenos accesos, aparcamientos, buena imagen, limpia, un tráfico ordenado, hasta donde sea posible y desarrollar un nuevo estilo de comercio que sirviera de motor para impulsar lo que siempre fue Orihuela, un gran centro comercial abierto receptor de muchos visitantes y compradores.

Desde la perspectiva de los comerciantes, estar convencido de que Orihuela necesita un comercio actualizado, innovador, especializado que centra su filosofía en la calidad del producto, rapidez en el servicio, precios competitivos y satisfacción plena del cliente. Es decir, de cualquier comprador que cruza el umbral del comercio. Recibir orientación sin engaños en la compra, garantizar sin reservas un servicio postventa para conseguir que, tarde o temprano, vuelva.

Desde siempre el comercio oriolano se ha caracterizado por la buena atención al cliente, pero no es menos cierto que cuando ocurren casos, que mejor no comentar, afectan injustamente a todo el comercio en general. Y como la gente sabe que esos problemas no los va a tener en otras ciudades, es una de las razones que se argumenta para comprar fuera de Orihuela. De ahí, la fuga de tantos miles de euros en compras que se van a otros lugares.

Realmente, el comercio oriolano tiene ante si un nuevo y comprometido reto dedicado especialmente a una necesaria puesta al día: nuevos tiempos, nuevos métodos. Se trata de encontrar ese valor añadido que hace que los clientes distingan un comercio de otro y opten por aquel que mejor les atiende.

En resumen, habría que ser previsores porque la crisis va a exigir a muchos comerciantes otra forma de hacer comercio. Estamos en una época de inestabilidad económica y de clientes, siempre se busca el mejor producto al mejor precio, de movilidad de un comercio a otro. Cuanto bien hacen esos empresarios que se preparan y, junto a ellos, sus empelados: informatización, sistemas de venta, atención al cliente....Eso es entender el cambio como nuevas oportunidades de hacer negocio.

No cabe duda, que Orihuela tiene el reto para un nuevo comercio.