lunes, 12 de enero de 2009

UNA CIUDAD CON ESTRÉS

Cuentan que un caracol y una tortuga tuvieron un día la fatalidad de chocar. Cuando el caracol acudió malherido al hospital, el médico le preguntó: ¿ Pero qué ha pasado ?. Y puso cara de estupefacción, cuando uno de los animales más lentos del planeta le respondía: " No sé, sucedió todo tan rápido ". Es uno de los chistes con los que se burlan de las prisas los habitantes de Brá, un pequeño pueblo italiano que tuvo que cambiar su forma de vida porque sus ciudadanos decían que se sentían estresados.

Que el reloj de su torre esté permanentemente retrasado treinta minutos, no obedece a un fallo mecánico, ni es obra de un despistado relojero. En esta ciudad se camina lento, se piensa lento o no se piensa. Las comidas y las cenas duran una eternidad, el tiempo no importa. Los vehículos tienen prohibido circular por el centro de la ciudad porque son precursores del estrés. Un caracol preside todos los comercios de la ciudad, símbolo internacional de la vida lenta. El artífice de Brá se llama Carlo Pretini, caracol mayor de la ciudad.

Viene todo esto a cuento, porque parece que a Orihuela le ha tenido que pasar algo así. Es evidente que una ciudad milenaria, con mil y una andaduras, grandísimas y complicadas encrucijadas, gran centro de culturas y comercio, en un momento dado tendría que parar el carro de la aceleración. Las prisas, la especulación, los intereses, algunos inconfesables, y el desmadre del ladrillo, le habrían obligado a tomar decisiones de tipo lento para salir de ese imaginario estrés. Ahora obligados por esta inevitable crisis.

Lo malo, o lo bueno quizá, es que muchos siguen estresados. Ya sabemos, que alguien nos vino a decir que aquí: " En Orihuela, en un sitio tan bello y tan tranquilo, no pegaban las chimeneas ". Es evidente que la Orihuela global, ya lo he comentado en otras ocasiones, necesita una sacudida de conciencias, un pacto de ciudadanía, combinando sabiamente, como sabemos hacer en esta tierra nuestra: con el corazón, el intelecto y el estómago.

Ya sé que a algunos les podría cansar mi insistencia sobre las posibilidades que tiene el municipio oriolano, pero es necesario aplicar la convergencia de su incomparable patrimonio, con un modelo de sociedad justa y equilibrada, un paradigma de sostenibilidad y, sobre todo, un futuro cierto para nuevas generaciones.

Ya lo dijo el Marqués de Molíns: " La amistad y la fraternidad y el esfuerzo de los pueblos, no dependen de su ordenamiento político, sino de la civilización moderna y de la defensa de sus intereses comunes ". ¿ Estamos defendiendo algo ?. Y sino, a las pruebas me remito. Nadie ha venido ni va a venir a solucionarnos el problema del río Segura y en cuanto al soterramiento de las vías del ferrocarril, nos han dejado más solos que la una.

Los oriolanos tenemos la obligación histórica de saber cuales son las líneas maestras cruciales que articulen un futuro de prosperidad contenida con aspiraciones de progreso. Decía el profesor de la Universidad de Alicante Canales Allende, que: " Planificar es incómodo y sin rendimiento político inminente, pero permite el control aproximado del futuro y enriquece la gestión del presente, teniendo en cuenta que no hay viento favorable para el que no sabe a dónde va ".

Resulta evidente que ante una crisis tan brutal como la que estamos viviendo, ahora es el momento de concentrar los esfuerzos en una sola dirección y salir del larguísimo " estrés " que Orihuela lleva arrastrando hace casi un siglo, y no conformarse, porque hayan llegado las vacas flacas, como le dijo el caracol al médico: " No sé, ha sucedido todo tan rápido ".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado señor Pérez,

Habiendo comido con usted en el casino de Orihuela y terminado de inspeccionar la biblioteca del seminario, este artículo no podría ser más oportuno.

Desde el seminario se respiraba la sabiduría lenta y "tortuosa" que condensa el adagio monástico "Ora et Labora".

Reciba un saludo afectuoso.

Anónimo dijo...

Este artículo que escribe el Sr. Pérez me parece haberlo leído ya en un libro sobre las costumbres oriolanas, no al pie de la letra, pero sí en el fondo. Algunas palabras son idénticas.