lunes, 10 de marzo de 2008

BAÑOS DE OLVIDO

En este día después, cuando todavía no nos ha dado tiempo ha digerir el resultado de las elecciones generales si tuviéramos que calificar el cómputo en la Vega Baja sería, para unos, sería una amarga victoria y para otros, una dulce derrota. En cualquier caso, no es mi intención entrar en valoraciones de ningún tipo. Tanto ha sido así, que al considerar que la ciudadanía ha estado más que saturada, no he llegado a escribir ni una sola letra en la pre-campaña.

Durante los días previos a la Semana Santa, siempre me vienen a la memoria determinados valores locales que constituyeron, en otros tiempos, un baluarte de convivencia entre la ciudadanía y, no es que piense, ni mucho menos, que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero sí, formaron parte del acervo gastronómico y cultural de Orihuela.

A las ciudades les pasa lo que a las personas, que de verse todos los días, de mirarse en el espejo cada mañana, no se ven las arrugas, no se ven cambiar. Creen que están, aunque mayores, igual que hace cuarenta años . Suele suceder que los tiempos modernos se lleven por delante cualquier testigo anterior. Borramos nuestra historia sin miramientos. Para qué hablar de tantos edificios singulares que han desaparecido en Orihuela.

Yo recuerdo, por ejemplo, que en mi juventud había en nuestra ciudad numerosas tascas donde todas las tardes se reunían los amigos a tomarse unos chatos de vino y picar algo, como se decía antes. Todos, o casi todos, estos establecimientos desaparecieron por varias razones, entre ellas, la televisión y el automóvil, ya no era posible mantener las tertulias. Había que ir a otros lugares o llegar pronto a casa a ver el progama televisivo de turno.

Así, llegó el ocaso de las tascas oriolanas. Recordemos las de " Juanaso ", en el callejón de Cantareros, " El Brigada ", " El Chorra ", " Los Perolicos ", " Los Claveles ", " El Farollillo Rojo ", " Lorente ", " Peñalver ", " El Túnel ", " El Chusquel " y tantas otras que sería imposible enumerar aquí.

¿ Anécdotas de tales tascas ?, muchas. Un día en el " Farollillo Rojo " se anunció en una pizarra: " ración de carne con patatas, veinticinco pesetas. El pan gratis ". Pero, eran tantos los que pedían pan para " mojar " que a los pocos días, el dueño, tuvo que cambiar el menú en la pizarra, que decía: " Pan veinticinco pesetas. Plato de carne con patatas, gratis ". Si no frena aquello, se arruina.

Mi padre me invitaba los domingos, después de misa de doce, a la reunión del " vermú " con sus amigos que acudían con sus hijos cargados de tebeos de Robeto Alcázar y Pedrín y el Guerrero del Antifaz. Se reunían en la barra del Bar Español repleta de platos de fritos que sacaban de la cocina echando humo.

Gambas con gabardina, riñones al jerez, calamares a la romana. Pero la especial ensaladilla rusa de " Paquito " sólamente la igualaba la del " Rondollo " que Lola, su mujer, la hacía exquisita. Las tapas de otras tascas eran otra cosa. Tascas con olor a serrín mojado y sardinas a la plancha. Tapas compuestas por un par de " gildas ",, una anchoa y una aceituna con hueso. Las típicas patatas hervidas o al horno con ajo. o aquellos berberechos con vinagre, que eran una delicia.

A mayor lujo, unas camarrojas o col fritas, con sardina salada y una ñora o bacalao frito con tomate o morcillas de pícaro. Y no digamos la tapa que podía considerarse de cinco tenedores: un trozo de atún cubierto con una porción de mahonesa. Y para qué contar aquellos platos de michirones, seguidos de una alcachofa en su jugo y piñones, junto a un buen plato de caracoles con picante, que la madre del " Niño Simón " preparaba como nadie. El vino tinto de " La Dehesilla " o el clarete que se tomaba con sifón o el " c`a Lorente ".

Hoy, todavía, podemos decir, que conservamos gran parte de aquella cocina autóctona gracias a establecimientos como " El Niño Simón ", " Bar Diego ", con sus ricas empanadas o el Bar " Manolé ", santo y seña de una gastronomía sin igual, al que se le une el trigo " picao ", los " tres puñaos ", arroz y costra, cocido con pelotas, arroz y garbanzos al horno....sin olvidar sus exquisitas almojábanas. Así como el " Bar Cicuta ", " Manolo " o Inma del Casablanca. Comidas que están sufriendo baños de olvido y nunca deberían de desaparecer.