viernes, 7 de marzo de 2008

SEMANA SANTA DE ORIHUELA, ¡ NO TE LA PIERDAS !

Este año Orihuela toda se halla inmersa en los preparativos para celebrar la Semana Santa. Una Semana Santa especial y extraordinaria, con un reto muy singular: ofrecer al mundo entero las particularidades íntimas de una ciudad que durante unos días se convierte en un templo viviente, lleno de arte y religiosidad popular, y una tradición que le viene de siglos, para conseguir el reconocimiento de que sea declarada de Interés Turístico Internacional.

Por esta razón ya he dedicado algunos comentarios sobre las procesiones oriolanas y, en esta ocasión, cuando mucha gente todavía está planificando su vacaciones quisiera animar a que no dejen de ver la Semana Santa de Orihuela.

Hay lugares en donde los forasteros son siempre seres extraños, ajenos a los sentires generales de la gente. Hay ciudades que ya ni para sus propios hijos guardan los recuerdos, porque han perdido el camino de las tradiciones y viven soportando la soledad de las multitudes.

Ni qué decir tiene, querido visitante, que Orihuela no es sino todo lo contrario de lo dicho. Un retablo de historias que se perpetúan, una comunidad orgullosa de leyendas, un pueblo que a pesar de todo vive junto y se mantiene en la esperanza.

Quien a Orihuela llega y quiere compartir el pan y el aire con los que nacieron a la orilla del Segura, debe saber que su misión principal es abrir el corazón y los ojos para que las emociones y hermosuras le colmen de vida. Así se obra, Orihuela es madre generosa y descubre su alma y se entrega.

Viene usted, a una ciudad Noble, Leal y Fiel, hidalga y humilde, arriscada y entrañable, sirena varada en el sueño del olvido, que se esfuerza en coger el tren del progreso, acostumbrada, en fin, a la desesperanza de un futuro que no le acaba de llegar, quizá por pensar excesivamente en su pasado.

Viene usted, a una ciudad que el adviento nazareno lo envuelve por el rito de la humildad, que es sentido, recordatorio y anuncio cierto de nuestra Semana Santa, la Semana Santa de Orihuela que, año tras año, vuelve aún sin haberse ido jamás, porque el corazón en que se lleva no conoce más calendario que el de su propio latido. Una Semana Santa que espera ser elevada al pedestal del reconocimiento oficial de " Interés Turístico Internacional ".

La fría estadística dice que la Semana Santa oriolana está compuesta por catorce Cofradías, Hermandades y Mayordomías y que en sus listas están inscritos más de quince mil cofrades. Dice también que su patrimonio es de gran valor artístico y religioso. Pero hay cosas que no explica la estadística, ni un académico estudio de escuela o cátedra, y que los oriolanos aprendimos, tal vez, por propia herencia genética cuando éramos nazarenos en el vientre de nuestra madre.

En Orihuela se nace y al punto, antes de acudir al registro civil, los padres te inscriben en la cofradía, hermandad o mayordomía del alma. En Orihuela, se estrena procesión apenas uno aprende a caminar. A veces, incluso antes, en brazos de tus padres. Luego creces, con tu varita agrupado a otros niños. Después, en la fila con tu cirio, heredando las vestas de tus hermanos mayores.

Más tarde, cuando envejeces y vas de vuelta, aún en la ida, cuando aprieta la fatiga y te llega el honor de ser nombrado Abanderado, Port-Guión, con la naturalidad de la devoción bien entendida, le hace una seña pícara a su imagen querida dándole las gracias.

Esta, creo, es una de las claves profundas para calar y recalar en la Semana Santa oriolana: la idea de unidad e identidad común en el seno de la tierra, que nos lleva a pensar que Orihuela no tendría sentido sin su Semana Santa.

Nuestra Semana Santa vive tiempos de auge y esperanza. Los nuevos aires de libertad le sientan muy bien. El pueblo, prudente y atrevido, viejo y nuevo, profundo con sus sentimientos, se entusiasma.

Querido viajero, ésta es la Semana Santa de Orihuela, ¡ No te la pierdas !.